miércoles, 15 de febrero de 2017

ESTIBADORES TODOS

Se discute en estos días un acuerdo altamente  complejo sobre salarios y condiciones de trabajo de estibadores portuarios.
Recuerdo una buena película de E.Kazan,"La ley del silencio" donde se trata la condición de explotación con sistemas mafiosos de los estibadores del Puerto de N.York.
El cine tiene la ventaja de  visualizar mejor hechos que de otra forma  pueden ser farragosos para el común,al hilo de la vieja máxima de que una imagen vale más que mil palabras.

Entre los peores trabajos que practica el hombre se encuentra el oficio de estibador que,junto a la minería y la pesca exigen un gran esfuerzo físico y un desgaste brutal.

Viene de antiguo,también el hecho de que sus huelgas se consideren muy complejas.Se cruzan intereses de grupos económicos con los profesionales que efectúan el trabajo físico,todo mediatizado por los intermediarios más o menos honestos que controlan la mano de obra y la demanda.
Terreno este altamente espinoso,al que la liberalización del mercado puede dar la puntilla definitiva pues supone, sobre todo, un paso más en el camino de la esclavitud del oficio.

En trabajos de esta índole siempre será mejor  un sindicato de tipo profesional que un liberalismo salvaje.A las pruebas,y son muchas,me remito.

En el año 20 del siglo XX,un muchacho canario,tenía 16 años,fue a estudiar a Alemania.
Era la Alemania de la postguerra,empobrecida y sin trabajo.Llegaban ya los ecos de la Revolución rusa y sus primeras purgas políticas,y el país,por su proximidad y antecedentes,vivió a fondo los enfrentamientos  entre las distintas facciones.
Una madrugada se despertó por un ruido que no se parecía a ningún otro conocido hasta la fecha.Era un sonido sordo,intenso,como si una gran maquinaria viniese por la avenida donde estaba su casa.Estamos en Hamburgo,cerca del Puerto,con un diseño muy distinto al actual.Se aproximó a la ventana y atisbó la calle,una multitud inmensa caminaba en silencio hacía los muelles,el sonido que le despertó era el de sus pesadas botas arrastrándose sobre el suelo.
Eran estibadores realizando una gran huelga en demanda de mejoras en condiciones laborales.
Era de esperar que se producirían disturbios,como así fue.
Años efervescentes sin diques de contención,porque los asalariados eran ya plenamente conscientes de sus derechos y lucharon por ellos.
Hablo de Historia,con mayúscula,en la larga marcha de la Humanidad,también con mayúscula,por alcanzar sus legítimos derechos,tanto morales como sociales.

Han pasado casi cien años y no se ha avanzado mucho,eso si,la técnica permite hoy utilizar instrumentos que facilitan el esfuerzo,pero el desprecio hacia el trabajo físico continúa casi igual.
Se sigue con la vieja práctica de la mano de obra casi esclava y con poco o nulo reconocimiento,algo totalmente inaudito en los albores del siglo XXI.

Hay otras muchas profesiones de riesgo,he citado aquí tres que se encuentran entre las más peligrosas.
Asombra que no aprendamos,que nunca aprendamos que primeramente somos personas,seres humanos,con derechos y dignidad,que todo ha de diseñarse alrededor de estas premisas básicas de respeto hacia nuestra condición.
La esclavitud ha sido total o parcialmente abolida en el planeta.
Seamos consecuentes con  quien no lo haga.
SOMOS LA RESISTENCIA.

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