sábado, 21 de octubre de 2017

ALL THAT IS JAZZ.2016

Siempre oigo música,cada estado de ánimo pide una melodía,es algo así como la traducción hacia las estrellas de todos los sonidos humanos,creados por el ser humano.Parece imposible que seamos capaces de tal maravilla, de tan sublime belleza,y al mismo tiempo estemos en la cima de la depredación.
Es una auténtica contradicción en los términos.
Llevo un tiempo de rechazo y rebelión profunda hacia la clase política occidental,y entonces recurro al refugio seguro de la música.
Nací en una familia de melómanos,excelentes conocedores de múltiples estilos.
A su manera,conociendo bien lo que muy posiblemente me esperaba,me adentraron en ese mágico territorio que es la muralla más fuerte y segura para defenderte del mal.
Diría que la Cultura fue su bandera contra los ataques de la ignorancia fundamentalista.
Cuando era pequeña,en plena dictadura,con familiares encarcelados,exiliados y rebeldes,el que te señalen es seguro,aunque en aquellos años no comprendiese lo que sucedía,para eso tuvieron que pasar muchos años.
Los sábados,mi hermano y yo íbamos a la sesión de cine de las 15,30,sesión infantil.La censura del dictador,que era capaz de aprobar un incesto antes que un adulterio,véase Mogambo,en su inmensa ignorancia y estupidez,daba entrada sobre todo a musicales americanos,por aquello de que la música se supone inofensiva,así de imbéciles eran.
Esto me dio acceso al mundo visual de la música,creo que he visto todas las películas de aquellos años,con grandes intérpretes y canciones y escenografías fabulosas.
De aquellos sonidos recuerdo siempre con gratitud el Jazz,el Swing,el Blues.
Ya conocía a Duke Ellington,Count Basie,y a las inmensas Ella,Mahalia,Vaughan,Horne,por citar unas pocas de una pléyade genial.
En casa había discos suyos que oía continuamente,era como si en medio de aquella obscuridad moral aquella música fuese un grito de luz y libertad.
Desde que comencé a estudiar Historia,allá mediados los 50,el saber las circunstancias en que la esclavitud se extendió por América,ayudó en mucho a que comprendiese porque el Jazz significa libertad .
Me atrevo a afirmar que es la gran música del siglo XX,el reflejo fiel de nuestro convulso siglo.
Siempre existe una pieza de Jazz para cada estado de ánimo.
La música en general es lo más próximo que tenemos al espíritu,música clásica,étnica,siempre ayuda a llevar mejor el ánimo.
Hace unas horas que trabajo en la casa,hoy el fondo es Jazz y Swing,necesitaba  una dosis extra de adrenalina,para apaciguar el ánimo y para que el trabajo no pese tanto.
La última vez que oí en directo a Miles Davis fue en un helado Palacio de los Deportes en Madrid.
Estaba muy mal,la droga le dominaba,pero aún y así era capaz de transmitir su inmensa soledad,su grito,y en aquel escenario era más que un sonido,era ver el alma directamente.
Esa es su fuerza.


Todavía era una niña cuando José Iturbe vino a Las Palmas a dar un Concierto,después de finalizar,como era habitual,mi tío Agustin me llevó al camerino para saludarlo y que me firmase una fotografía.
Estaba muy emocionada,no solamente era el pianista,también el protagonista de varios musicales que conocía casi de memoria.
Charlamos,imagino que mi expresión era muy elocuente,hablamos de Diana Durbin,Judy Garland y todos aquellos niños prodigio que participaron en la extensa serie de musicales de la Postguerra.
Él ya era una persona de mediana edad,pero ambos opinamos lo mismo respecto al Jazz,era vida.
Creo que podría escribir durante horas del Jazz,fuente inagotable de sensaciones.
Adoro la Música,es mi pulmón,pero hoy me centro en el Jazz,supongo que ayuda a mantener el rumbo en situaciones dramáticas,y llevamos un tiempo en el que parece que drama y tragedia se condensan especialmente.
Para esos momentos,Jazz,all that Jazz y Beethoven el Grande.
Continuo con música,es altamente recomendable en tiempos de penumbra.

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