sábado, 11 de noviembre de 2017

NACIÓN,NATIO,NASCITURUS

Confesemos que, en esta ocasión, resulta casi imposible resumir un concepto tan ambiguo y extenso como el de Nación,vocablo muy utilizado actualmente para concretar situaciones que poco se atienen a la realidad.
Muy recomendable la lectura de grandes teóricos y su ensamblaje en el momento correspondiente.
Comienzo por Locke y su visión del Estado Moderno Liberal, Siglo XVII, que cuestiona abiertamente el poder monárquico para declinarlo en el Pueblo,que pasa a ser Ciudadano Libre y capaz de decidir su futuro.La Revolución e Independencia de Norteamérica,y la Revolución Francesa beben de su pensamiento.
Es el enfoque progresista que da carpetazo a las doctrinas conservadoras del viejo Régimen.
Vaya por delante que el Liberalismo de aquel momento, que tanto influye en doctrinas posteriores, nada tiene que ver con las actuales corrientes neoliberales,consecuencia directa del capitalismo, producto precisamente del conservadurismo al que combate.
Doy una serie de nombres que pienso pueden ser de utilidad a la hora de hacer un recorrido por los nacionalismos.
Desde Fichte a Sieyés,pasando por un extenso numero de estudiosos,muchos han sido los que han definido el término Nación.Aquí en España,tenemos a Miguel Artola,lectura imprescindible a la hora de analizar procesos socio-políticos en la España moderna.Pasando por Enrique Tierno Galván,Julián Marías,Raymond Carr,Tomás y Valiente,o un ilustre antecedente,Sebastian de Covarruvias,Siglo XVII.
Estos estudiosos son apenas un esbozo de la larga lista de los que escribieron sobre naciones y nacionalidades.
A Fichte lo estudié hace años,como miembro de las corrientes románticas alemanas.En un principio me deslumbró,posteriormente se hizo evidente que sus postulados eran conservadores, y en medio de las corrientes románticas tendía hacia una visión retrógrada de la sociedad del momento.
No puedo evitar en muchas ocasiones hacer una lectura antropológica de los hechos,ello permite eliminar mucha hojarasca que encubre la realidad más somera.
Respecto al nacionalismo,la hojarasca se convierte a menudo en bosque enmarañado,lo que lleva a caer en notables equivocaciones.
Hagamos el paseo.
Nación viene de natio,palabra latina que a su vez deriva del hecho de nacer.
Roma y su Imperium subyacen en buena parte del Derecho Occidental,fue propagado durante casi seis Siglos,y eso pesa mucho en la evolución social,tiempo,entorno,circunstancias.

Aún antes de su caída histórica,en plenas guerras civiles entre los candidatos-soldados al mando,Constantino es un buen ejemplo,como decía,ya entonces numerosos grupos culturales,étnicos,se habían ido infiltrando por las fronteras,especialmente las del Danubio.Fue solo cuestión de tiempo que las leyes cambiasen para acoger como ciudadanos de derecho a las numerosas tribus que se fueron estableciendo a lo largo del Limes del Imperio.Tribus que durante un tiempo ejercieron como cortafuegos natural a los grupos que seguían avanzando desde Oriente,tal es el caso de los Hunos,por citar a  bien conocidos.
Los Godos,liquidadores del Imperio de Occidente,fueron unos de los mejores defensores de aquella frontera.Tardaron tiempo en ser asimilados,no se les aceptaba, se les maltrataba,pero cuando se impusieron fueron los nuevos amos.
Nación como tal era la definición dada a ciudadanos romanos,súbditos y componentes de ese Totum que pasó ser el Imperio desde el Siglo III A.C.
Y así se definen durante toda la Edad Media.
Y es en este tiempo cuando ya se aprecia el significado de posesión total que supone para el poder del momento la vida de sus súbditos.Por cierto muy bien demostrada en los hechos.

Grupos culturales diferenciados,con etnias diversas y origen geográfico común en parte, pasan a llamarse Naciones.

La lengua,con raíces comunes se desglosa en idiomas que a lo largo de siglos van creando diferenciaciones gramaticales,eso si,todas ellas embreadas en el tejido del latín como punto de unión.
Tanto el latín original,como las múltiples lenguas germánicas,aportan a los grupos sociales  usos y costumbres que,con mayor o menor fortuna han perdurado hasta nuestros días.
No esta muy valorado el peso específico que tiene una lengua,el valor conceptual del significado a la hora de evaluar influencias,pero es muy evidente que ese concepto,que tan bien se sintetiza en el Latín,ayudó en mucho a nuestra estructura mental y el significando subjetivo.
En aquellos siglos la idea de Nación se acentúa a fin de aglomerar socialmente a grupos muy diversos.
Pero puede ser tramposo, porque en la uniformidad se establece mejor la relación de poder de  una minoría sobre una mayoría.
El Sacro Imperio Romano Germánico,de extensa andadura,casi mil años,busca unir la diversidad en unidad,totalmente obligado a fin de perpetuar el poder político y social.
Desapareció en el siglo XIX,en un tiempo en que ya era una idea simbólica más que real.
Las nuevas corrientes sociales que atraviesan el Continente,excluyen totalmente la cosificación feudal.
Ya no hay siervos,hay ciudadanos,el trabajo es un derecho remunerado y la igualdad de todos ante la Ley,al decir de Locke,actualiza la doctrina de la libertad individual.
Y aquí la idea de Nación hace otra coda.
Se producen dos tendencias.
La conservadora que mira al pasado,más excluyente y estrecha de miras.
Y la progresista que es internacionalista,y como tal diferencia raíces culturales, pero engloba todas las sensibilidades.

Han pasado unos ciento cincuenta años,poniendo como referencia las revoluciones sociales de mediados del siglo XIX,pero casi nada ha cambiado,lo cual dice muy poco de nuestra capacidad para revoluciones profundas.
Revolución rusa de 1917,Primera y Segunda Guerra Mundial fueron hitos muy importantes,pero no suficientes como para despertarnos de un sopor de muchos siglos.
Esa,al parecer innata,tendencia del ser humano a obedecer,mejor siervos que volar solos.
Y en ello seguimos,de tal forma que los retrógrados de siempre se agarran a sus privilegios como los parásitos que son.
Mientras una multitud efervescente cuestiona cada vez  más sus derechos y exige su lugar bajo el sol.
No es fácil desprenderse de la costra de la servidumbre,pero estamos en ello,ya de camino hacía nuevas formas de vida que deparan algunas incertidumbres.

El nacionalismo hoy,heredero de la corriente del XIX,continúa siendo excluyente,socialmente parasitario y moralmente despreciable pero,siempre hay un pero,a lo largo de siglos han aprendido muy bien a dinamitar el progreso social,ocultar sus muchas miserias y hacer del capitalismo salvaje una religión,que hace bueno aquello de "tanto tienes tanto vales"

El papel de la iglesia y el Estado ha sido abiertamente criminal,en la medida en que han sembrado exclusión,odio,llevando a guerras de exterminio a los que no se plegaban a sus mandatos.
Hoy estamos en las mismas,en un respiro hasta la próxima matanza.
Los nascituros de antaño,algo tan simple como eso,se han convertido hoy en una eficaz herramienta de muerte en todo el orbe.
 El mensaje es transparente,sé un esclavo feliz,besa los pies a tus amos y préstate a todos sus excesos.
Los ejemplos saltan a la luz a cada minuto,se lee,se cotillea y así hasta la siguiente.
Lo único que frena a estas bestias es el miedo,el miedo a perder.

Somos cada vez más los que cuestionamos radicalmente la gangrena en que ha derivado los llamados nacionalismos.

Opinamos que es mucho más apropiado a los tiempos presentes hablar de grupos culturales,etnias geográficas,regiones naturales.
Hasta se acepta lo de Nación de Naciones,porque equipara,no rebaja ni excluye,pero no nos engañemos,lo que habita en el sótano del nacionalismo es la posesión vampírica de todos los "nacidos."

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